El pueblo más bonito

Ballyferriter (Dingle Peninsula) - Adare

Como ayer había empezado a cundir en la tropa (y en algunos mandos) cierta sensación de cansancio de coche, y hoy, gustase o no, había una distancia que cubrir, hemos decidido recorrerla cuanto antes.  Y eso aquí no quiere decir mucho, porque si caes detrás de un tractor vas a 20 pero se marchan dos salidas más allá; pero si es un autobús, te esperan 50 kms en tercera, y acabas deseando llevar un tanque... Al final, algo más de 100 kilómetros en casi 3 horas. De récord, llega a ser desesperante.

Sólo cuando quedaban 30 kilómetros hemos hecho la primera parada, en Desmond Hall (Newcastlewest), un pequeño castillo del que queda en perfecto estado una construcción con un comedor en la primera planta (que parecía esperar a la familia por Navidad) y los muros de la antigua iglesia, las ventanas desnudas de vidrieras, todo como un esqueleto del que debió ser un cuerpo que tuvo su momento de esplendor, pero ya pasó. El guía, majete, enfatizando los vínculos afectivos hispano-irlandeses, que aún perviven.






Como ha empezado a llover, corriendo al coche y hasta el B&B (en Adare), que es encantador en hardware y software, con una pareja que lo regenta que tiene ahora los nietos en Estepona (que la hija es profesora y pasa sus vacaciones, de junio a septiembre, disfrutando en España cada verano), más cumbre bilateral. Y las habitaciones (esta vez tienen que ser dos) divinas. Muestro un botón.


Una vez tomada posesión, al pueblo a comer siguiendo los consejos de nuestra anfitriona. Y rápido a la visita al Desmond Castle, que aunque en ruinas es también atractivo, y la visita es en un grupo reducidísimo, casi pase privado. Habréis reparado en la coincidencia del nombre con el castillo de la mañana: no es casual, es que eran los capos de la zona y llegaron a tener más de cuarenta castillos.

Y después, simplemente pasear por el pueblo, que en realidad es el plato fuerte. De Adare dicen que es el pueblo más bonito de Irlanda, lo cual es una afirmación ambiciosa, pero lo cierto es que la villa puede tener argumentos al menos para librar la batalla. Son famosos sus cottages en hilera, con techo de paja de más de medio metro de grosor. Tan famosos que en realidad no hay tantos, y en su mayoría albergan tiendas o restaurantes; solo dos o tres parecen viviendas.



Y el  pueblo deja otras estampas también muy monas...

  


Y para rematar, cena en pub con música en directo. Llevamos varios días intentado comer carne como es debido, y cuesta horrores que no la achicharren, al parecer por restricciones legales, que les obligan a pasarla claramente más de la cuenta, aunque está buena, pero parece claro que para sacar partido al buey irlandés, hay que hacérselo uno mismo en casa.

Nos vemos.





Comentarios