Transition

Clifden - Donegal

Antes de nada, un último vistazo a Kylemore Abbey, hoy al pasar por delante...


Esta mañana nos hemos despedido de Connemara, y duele. Es una región absolutamente asombrosa, impresionante, de una belleza brutal, dura, como el formato bruto (raw) de un reportaje fotográfico, el máster, antes de cualquier tipo de edición, de ningún retoque. Así es la belleza de Connemara. Y tal cual nos ha dicho adiós.

La carretera que hemos seguido hasta dejar el condado de Galway nos ha llevado por la versión más pura de este paisaje desolado y celestial a la vez. Gracias por esto.




Hoy era un día de cambio; dejamos la costa oeste de Irlanda para ir a Irlanda del Norte (Reino Unido), pero partimos el viaje haciendo noche en Donegal, unos 40 kilómetros antes de cruzar la frontera. Y era un viaje largo, para estas carreteras.

Estoy pensando que las carreteras de este país merecen una líneas. Ya sé que he mencionado algunas cosas, pero de verdad, seamos claros. Hay, básicamente, 4 tramos de autopista, con un punto común que es Dublín, y de ésta al norte, oeste, y un par de ramales al sudoeste. El resto, olvídate. Lo cual significa que no es tan raro tener que hacerte 250 kilómetros por una carretera convencional (y perfectamente convencional puede ser que no tenga ni arcén). ¿Y qué pasa cuando hacen obras? Pues nada, que tardas el doble, porque cortan un carril y regulan períodos de circulación en sentidos alternos. En algunas carreteras ya se ven carteles de protesta exigiendo un “upgrade”.

Esta limitación de las infraestructuras cercena la capacidad de desarrollo económico de un país. Es algo en lo que no había pensado, lo reconozco. Ni en el hecho de que toda la nación apenas alcanza la población de Madrid capital, siendo su superficie una séptima parte de la española. En definitiva, que son menos para pagar (y usar) las infraestructuras. Por no hablar de la virulencia de la crisis económica aquí, y de que Irlanda fue intervenido. Vamos, que te esperas un UK un poco más bruto, y lo que pasa es que son bastante mas pobres. Punto.

Volviendo a nuestro viaje, comida en un café de las afueras de Sligo, junto a la carretera, sándwiches y tarta, muy autóctono. Y seguimos ruta hasta el hotel, al que llegábamos con tiempo pero con deberes: teníamos fichado el horario de la piscina cubierta, que cierra a las 7:00 para niños y a las 8:30 para adultos. Vamos, a las 7:00. Y hemos cumplido con éxito. Un poco de paz...

Y tras la ducha a Donegal a cenar, en un edificio que antes formaba parte del propio castillo de la ciudad, que esperamos visitar mañana, antes de marcharnos.

Ahora a dormir, pensando con cierta pena que una etapa importante del viaje, y las más extensa, ha pasado. Ya he empezado a pensar en la próximo “Nos vemos en”... Pero tranquilidad; aún queda Portrush y Dublín, y una etapa intermedia aún por definir.

Nos vemos.


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